Desde siempre, el agua ha sido de gran atrayente para nosotros los humanos. Es un foco de diversión en los días de calor, pero también es un lugar para el disfrute de paisajes y animales que en tierra firme serían imposibles de encontrar. Por esta razón los humanos hemos aprendido a bucear de manera autónoma.
Cuando nos sumergimos en el agua, ya sea por deporte o con fines comerciales o científicos, debemos ser conscientes de varias consideraciones. En primer lugar, es necesario conocer las diferencias entre las dos formas de realizar el buceo:
-Por un lado, la apnea, que es introducirse bajo el agua solo con el aire de nuestros pulmones, también conocida como buceo libre.
-Por otro, el buceo con equipo autónomo de respiración, ya sea con la escafandra autónoma denominada SCUBA o buceo con botella.
Dentro del material náutico necesario para realizar buceo de manera autónoma y recreativa, el SCUBA es el más común. El aire es transportado por nosotros mismo dentro de una botella. De este modo podemos ir respirando durante la inmersión a lo largo de un amplio tiempo.
Otros elementos que debemos transportar para una feliz y segura inmersión son el arnés, un mecanismo de flotabilidad a modo de chaleco salvavidas, denominado chaleco de flotabilidad, el lastre y el sistema regulador. Los principios encargados de controlar la seguridad determinan que también se debe disponer de un profundímetro y un manómetro para conocer en todo momento a qué profundidad estamos y cuánto aire nos queda.
En extintores Jomasán estamos seguros que el buceo deportivo es una actividad segura siempre que se realice con responsabilidad, habiendo recibido previamente la adecuada preparación tras familiarizarse anteriormente con el equipo. El mar está ahí para que lo disfrutemos pero siempre con todas las precauciones.